De la ilustre ronda de los primeros firmantes de Neues Forum (Nuevo Foro), que se encontraron el 9 y 10 de septiembre de 1989 en el terreno de Katja Havemann en Grünheide, Martin Klähn, de 29 años, no sólo era uno de los más jóvenes, sino que tampoco había sido invitado personalmente –como era la consigna acordada por Bärbel Bohley, Katja Havemann y Rolf Henrich. El ingeniero civil se había enterado del encuentro previsto más bien por casualidad a través de su círculo de amigos y decidió acudir. Rolf Henrich, a quien informaron de la intención de Klähn, se opuso en un principio, pero Klähn no se dejó amedrentar y fue de todos modos. Esto le convirtió en el único representante del norte de la RDA. Heiko Lietz, que debería haber estado presente, no fue porque pensó que sería otra ronda de discusiones más sin que se pasara a la acción. Martin Klähn también pensó en un principio que se trataba de un club de debate de alto nivel. No obstante, poco después de su llegada a Grünheide se percató de que estaba previsto algo completamente nuevo. Por supuesto, desconocía, al igual que el resto, el enorme efecto que tendría.

De vuelta en Schwerin, el programador reprodujo de inmediato ilegalmente el llamamiento de Neues Forum en su empresa con la ayuda de una compañera y empezó a recoger firmas. Su casa se convirtió en el primer centro de Neues Forum en Schwerin. La respuesta aquí también fue sorprendente. Klähn presentó, junto con Uta Loheit, la solicitud acordada de legalizar el Neues Forum también en Schwerin, lo cual fue rechazado bruscamente como en todas partes. A la asamblea inaugural de Neues Forum en Schwerin del 2 de octubre de 1989 acudieron 800 personas. 

El 23 octubre alcanzaron un segundo gran éxito en Schwerin. Neues Forum organizó una de las llamadas manifestaciones de los lunes. La directivos del SED del distrito (Bezirk) intentaron contrarrestarla con su propia gran manifestación. El resultado fue desastroso para el SED: 40.000 personas se manifestaron a favor de cambios en el país y de Neues Forum y en contra del SED. La mayoría había acudido en un principio a la convocatoria del SED, pero no tardaron en unirse a los nuevos portadores de esperanza. Esto fue un gran éxito personal para Martin Klähn.

El joven había vivido en su propia casa la división que existía en la sociedad. Los padres apoyaban el régimen mientras que el hijo divergía de él, y ya en noviembre de 1987 se solidarizaba públicamente con los detenidos y perseguidos tras la ocupación de la Umwelt-Bibliothek (Biblioteca sobre Medio Ambiente) de Berlín Este. También tras la revolución, que él no considera tal, puesto que no se han cumplido sus esperanzas y objetivos, siguió participando en la vida política. Ahora lleva ya más de 20 años trabajando activamente en la formación política y de adultos, así como en diversas áreas de la sociedad civil. Sin la obstinación de Martin Klähn, el norte se hubiera “despertado” más tarde.