Huida a través de Praga

Durante los meses vacacionales de 1989, cientos de alemanes orientales intentan refugiarse en la embajada de la República Federal en Praga. Viajar al país vecino comunista no resulta complicado, ni tampoco llegar hasta Hungría. Cuando los controles en la frontera entre Checoslovaquia y Hungría se vuelven más estrictos, asciende a miles el número de personas que ocupan la embajada en Praga.

Numerosas conversaciones a nivel diplomático alcanzan por fin un compromiso: Los refugiados pueden viajar a la República Federal. Eso sí, tienen que viajar a través del territorio de la RDA para que consten como oficialmente expulsados. La noche del 30 de septiembre viajan a la RFA en trenes especiales. Nada más transmitirse al mundo las imágenes de los jubilosos refugiados, miles de alemanes orientales buscan de nuevo asilo en la representación diplomática de la República Federal y consiguen llegar a Occidente por la misma vía en los días subsiguientes.

Como consecuencia, los líderes de la RDA cierran la frontera a Checoslovaquia el 3 de octubre de 1989 y encierran por completo a los alemanes orientales en su propio país. Pero las voces críticas en la RDA suenan cada vez más altas. Exigen reformas públicamente, así como derechos y libertades democráticas.

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