El pueblo se pone en huelga

En noviembre de 1989, la influencia del partido de Estado SED sigue siendo omnipresente: en las empresas e instituciones, en la enseñanza, en el ejército y en los barrios. En vista de la crisis política y de la miseria económica en la que está sumida la RDA, el SED es rechazado de forma cada vez más radical por la población, que le hace responsable.

La creciente protesta contra el partido y su servicio de seguridad se manifiesta hasta febrero de 1990 de muy diversas maneras. Entre ellas, manifestaciones, huelgas y revueltas en las prisiones. En las empresas y por parte de los movimientos civiles se producen numerosos llamamientos y recogidas de firmas.

Incluso los miembros de la Policía Nacional y del Ejército Popular Nacional protestan. No quieren seguir siendo los alguaciles del SED. A finales de noviembre se manifiestan incluso algunos miles de empleados del Ministerio para la Seguridad del Estado (Ministerium für Staatssicherheit), eso sí a puertas cerradas, en el patio del Ministerio. Reclaman la dimisión de sus directivos.

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